Un grupo de astrónomos ha publicado recientemente un mapa extremadamente detallado de la Vía Láctea. Lo ha dirigido el astrofísico Dante Minniti, investigador asociado del Observatorio Vaticano y profesor en la Universidad Andrés Bello en Chile. Entre los más de cien investigadores involucrados, estaban también otros dos estudiosos de la Specola Vaticana: los padres jesuitas David Brown y Richard D’Souza.
El proyecto logró el objetivo de elaborar un mapa resultante de 200.000 imágenes tomadas por el Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy (VISTA) del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en el Observatorio de Paranal en Chile. Los resultados de la investigación, titulados «The VISTA Variables in the Vía Láctea eXtended (VVVX) ESO public survey: Completion of the observations and legacy», se publicaron en la revista Astronomy & Astrophysics (n.° 689, septiembre de 2024).
La Vía Láctea aparece como una tenue franja de luz que atraviesa el cielo nocturno y es visible a simple vista, siempre que el observador esté bien alejado de la contaminación lumínica que se eleva hacia el cielo desde las luces urbanas. Históricamente, este camino lechoso era conocido como «la» galaxia, término que proviene de la palabra griega que significa «leche». (Por cierto, otro nombre histórico de la Vía Láctea tiene un vínculo directo con la fe: Compostela, «campo estrellado», el lugar asociado con lo que conocemos como el Camino de Santiago). Hoy la hemos reducido un poco y hemos aprendido a considerarla «nuestra» galaxia, ya que los astrónomos han descubierto que es solo una de los miles de millones de galaxias presentes en el universo. De hecho, la ciencia actual considera que las galaxias son los ladrillos que componen el universo.
Sin embargo, el nuevo mapa observado con este particular telescopio astronómico muestra que el aspecto de nuestra galaxia resulta muy diferente cuando, en lugar de observarla a simple vista, se estudia con luz infrarroja (es decir, una longitud de onda mayor que las visibles al ojo humano, las cuales van del color rojo en el extremo superior del espectro al violeta en el extremo inferior). Esta luz puede atravesar el polvo y el gas que impregnan nuestra galaxia, de modo que la cámara infrarroja de VISTA detecta y alcanza los lugares más ocultos de la Vía Láctea, explorando nuestros alrededores galácticos de una manera sin precedentes.
La ventana que VISTA ha abierto nos revela objetos como estrellas recién nacidas (que a menudo están inmersas en capullos de polvo) y cúmulos globulares (densos grupos de millones de estrellas más antiguas). El infrarrojo también es capaz de mostrar objetos «más fríos», que brillan en estas longitudes de onda. Entre ellos están las enanas marrones (estrellas «fallidas» que no han podido iniciar una fusión nuclear sostenida) y planetas que flotan libremente sin orbitar alrededor de una estrella. Estos objetos «fríos» no lo son necesariamente según los estándares humanos: las enanas marrones pueden tener temperaturas superficiales superiores a los 1000 °C.
comparación entre una imagen VISTA y una imagen a luz visible
Este proyecto comenzó sus observaciones en 2010 y concluyeron en la primera mitad de 2023, acumulando un total de 420 noches. Al observar cada porción del cielo varias veces, los investigadores pudieron no solo determinar la posición de los objetos, sino también rastrear sus movimientos y cambios.
En octubre de 2023, el Observatorio Vaticano organizó una conferencia sobre el trabajo de VISTA: «The VISTA Variables in the Via Lactea Extended Survey (VVVX) Exploitation & Future Infrared Synoptic Science». A ella asistieron veintidós científicos de todo el mundo, entre ellos varios exalumnos de las recientes Escuelas de Verano del Observatorio Vaticano.
En el 2023 VO Annual Report, Minniti señaló que «algunos de nuestros descubrimientos han permitido compilar un nuevo catálogo de casi veinte mil galaxias nunca antes vistas, ubicadas justo detrás del plano de la Vía Láctea; estrellas hiperveloces situadas en el corazón de nuestra galaxia que se mueven a más de dos millones de km/h; un nuevo tipo de estrella variable en el disco nuclear de la Vía Láctea que hemos llamado dipping giant («gigante inmersa»); y la medición de la edad del disco nuclear de la Vía Láctea utilizando estrellas variables Mira».
En cuanto al trabajo realizado a través de VISTA, Minniti concluye: «Hemos cambiado para siempre la visión de nuestra galaxia».