En los últimos cuarenta años, la investigación científica sobre la comunicación ha prestado una atención cada vez mayor a la religión. En los orígenes de los primeros estudios en este ámbito, que se remontan a la década de 1980 en Estados Unidos, se encontraba el fenómeno de la «iglesia electrónica» (o telepredicación), que experimentó un fuerte crecimiento a medida que la creciente disponibilidad de canales televisivos por cable llevó a muchos predicadores evangélicos a utilizar este medio para ofrecer sus servicios religiosos. Sin embargo, en realidad, las Iglesias cristianas, así como otros grupos religiosos, habían adoptado estos instrumentos de comunicación desde sus inicios: en los años treinta, la BBC y otras emisoras nacionales producían programas religiosos dominicales; el Vaticano lanzó Radio Vaticana bajo la supervisión de Guglielmo Marconi; la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos pedía a las emisoras que cedieran espacios gratuitos a las Iglesias; predicadores como el obispo Fulton Sheen y Dwight Moody contaban con oyentes por todo Estados Unidos. A pesar de todo, estos síntomas de vitalidad apenas habían despertado el interés de quienes se dedicaban al entonces incipiente campo de la investigación en comunicación.
Con la llegada de la «iglesia electrónica», las cosas cambiaron. Surgió un interés que puede explicarse por varios factores. En primer lugar, un movimiento religioso bastante controvertido —poco alineado con los principales grupos religiosos en Estados Unidos, al punto de generar desconfianza en muchos— asumió un papel público destacado tanto en el mundo del entretenimiento como en el de la política. En segundo lugar, el ámbito académico de los estudios sobre comunicación encontró un campo de investigación prioritario en el análisis de las audiencias y en las formas en que el público valoraba estos contenidos. En tercer lugar, los avances en este campo contaron con el estímulo y el financiamiento tanto de Iglesias tradicionales, interesadas en la posibilidad de ejercer su ministerio a través de estos canales, como de una tradición de investigación estadounidense que buscaba ampliar a nuevos sectores del público sus estudios sobre propaganda y motivación. Por último, algunos autores contribuyeron a crear estudios y grupos de investigación que produjeron publicaciones sobre la «iglesia electrónica» (Robert Abelman, Stewart Hoover, Peter Horsfield), el periodismo religioso (Mark Silk, Yoel Cohen), el público religioso joven (Lynn Schofield Clark) y la religión en línea (Chris Helland)[1].
Los investigadores, en su mayoría jóvenes, han dado origen a varias asociaciones académicas, entre las que se encuentran la National Communication Association y la International Association for Mass Communication Research, que ofrecen apoyo organizativo a los grupos de interés. Con el tiempo, numerosos académicos han creado otras redes institucionales de apoyo para los investigadores. Por ejemplo, Stewart Hoover, de la University of Colorado Boulder, fundó el Center for Media, Religion and Culture; Jolyon Mitchell, de la Universidad de Edimburgo, dirigió el Center for Theology and Public Issues; y, más recientemente, Heidi Campbell, de la Texas A&M University, fundó la red para los nuevos medios Religion and Digital Culture Studies[2].
Las perspectivas de estudio sobre religión y comunicación se concentran en tres principales áreas de interés: 1) La actividad comunicativa producida por los grupos religiosos; 2) Los grupos y profesionales de la comunicación que abordan temas relacionados con la religión; 3) Las formas de clasificar el conocimiento sobre la comunicación religiosa.
Religiones que comunican
En primer lugar, el estudio de la comunicación y la religión incluye la labor de los grupos religiosos, expresada en declaraciones de intenciones, documentos políticos, evaluaciones de esfuerzos comunicativos y cualquier tipo de producción similar. A lo largo del siglo XX, muchas Iglesias y autoridades religiosas han emitido declaraciones sobre comunicación, que van desde la condena de determinados contenidos hasta una cautelosa aprobación del uso de los medios. Entre los grupos más prolíficos se encuentra la Iglesia católica, que ha publicado numerosas declaraciones en la materia (encíclicas papales, mensajes para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, documentos del Pontificio Consejo para la Comunicación Social, declaraciones de Conferencias Episcopales o de Institutos religiosos); diversas comunidades protestantes y organizaciones religiosas, como la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana; rabinos que han emitido opiniones sobre el uso de la comunicación; e imanes que han formulado juicios sobre estos temas.
Los grupos religiosos también han establecido reglas al respecto, mediante declaraciones que regulan cómo los representantes de una institución determinada pueden o deben utilizar los medios de comunicación. A menudo, han buscado en su visión teológica la inspiración para determinar el modo de comunicación más acorde con su concepción específica de Dios y del mundo. En una religión como el cristianismo, cuya misión es proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra, muchas Iglesias encuentran en Mt 28,19-20 la justificación para el uso de los medios. Por el contrario, otros grupos religiosos, como el islam, imponen restricciones al uso de la comunicación (especialmente en lo referente a las imágenes), basándose en su interpretación del Corán y de varios hadices del Profeta. También el judaísmo establece límites en el uso de imágenes. La postura del hinduismo, en cambio, es distinta. En el cine indio —que no está sujeto a ninguna autoridad religiosa— se encuentra una variedad de películas devocionales dedicadas al panteón hindú, las cuales evocan respuestas religiosas incluso en las salas de cine. La investigación sobre comunicación ha seguido y estudiado estos materiales, examinando las posturas teológicas de los diferentes grupos religiosos para comprender mejor sus actitudes hacia la comunicación, así como su disposición a emplear diversos medios para alcanzar los objetivos que se proponen.
La religión constituye un área de estudio muy amplia, y los investigadores han podido explorar también religiones no cristianas e indagar sus prácticas comunicativas, como ocurre en el judaísmo, el islam, el hinduismo, el confucianismo, las religiones tradicionales africanas, entre otras. Algunos estudios comparativos emplean las prácticas contrastantes de los grupos religiosos como un medio para comprender sus diferentes actitudes hacia la comunicación.
Dentro de cada grupo, la investigación suele centrarse en medios específicos. Por ejemplo, el cristianismo ha utilizado prácticamente todos los medios de comunicación: la escritura, la palabra oral, la predicación, el arte, la música, la radio, la televisión, el cine y las redes sociales. Esto implica que el estudio de cada medio requiere un enfoque particular. El uso extensivo de los medios de comunicación también se observa en otros grupos religiosos, que cada vez adoptan más los medios digitales más recientes (como internet), con expresiones similares entre sí. En algunos campos, los estudios sobre medios específicos se superponen con otras áreas académicas: por ejemplo, la historia del arte (cuando se examinan las expresiones religiosas), la retórica (en el análisis de la persuasión e instrucción religiosa) y los estudios sobre rituales y la musicología. Sin duda, existen también enfoques más característicos, como los que analizan la historia de los periódicos religiosos o las características de las audiencias religiosas que utilizan los medios.
Un área más especializada aborda la categoría de la comunicación de crisis. A menudo, los grupos religiosos se encuentran en el centro de debates públicos provocados por algún evento que los ha involucrado. El ejemplo más conocido y triste es el de los abusos a menores. Los estudiosos de la comunicación han analizado cómo estos grupos utilizan diversas estrategias comunicativas y en qué tipos de medios, comparando casos distintos e integrándolos en un marco teórico.
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También se ha investigado la atención que los grupos religiosos dedican a la comunicación interpersonal, es decir, a aquellas actividades que suelen clasificarse como formas de ministerio pastoral y de educación. En el primer caso se incluyen la asesoría religiosa, el consuelo, la dirección espiritual, las visitas pastorales y la sensibilización social. En el segundo caso, se trata de la educación religiosa, que se imparte tanto en el catecismo para niños como en actividades dirigidas a adultos.
Los estudiosos identifican además otras formas en las que las personas experimentan la comunicación en contextos religiosos: como expresiones de piedad o como formas de socialización en el marco de una identidad religiosa. Aunque este tipo de comunicación tradicionalmente ha tenido lugar en contextos interpersonales o grupales, los investigadores han observado que actualmente predomina cada vez más la experiencia mediada a través de chat rooms en línea, videos de YouTube y grupos en redes sociales. Estos ámbitos se examinan desde diferentes perspectivas, pero los expertos en comunicación destacan que las actividades de piedad y socialización religiosa están presentes en casi todas las tradiciones religiosas. No obstante, presentan expresiones muy diversas entre sí, lo que amplía el estudio a actividades como los peregrinajes, los lugares de culto e incluso los parques temáticos religiosos.
El caso de estudio más conocido es el de la evangelización televisiva, mencionada al inicio. Los términos televangelist y televangelism surgieron en la lengua inglesa en los años setenta (y desde allí pasaron a otros idiomas) como palabras que combinan «televisión» y «evangelismo», con el objetivo de describir adecuadamente la programación televisiva basada en servicios religiosos. Actualmente, estos términos se usan de manera genérica para referirse a casi todas las transmisiones religiosas. Los historiadores de la comunicación han seguido la evolución de este formato religioso, que ha alcanzado una amplia difusión en todo el mundo y en diversos grupos. Desde su origen en Estados Unidos, el modelo del telepredicador se ha expandido – desde el estilo original de los «encuentros para despertar» adoptados por los grupos cristianos evangélicos hacia otras tradiciones cristianas – en América Central y del Sur, ya que las Iglesias estadounidenses primero tradujeron su programación al español y luego capacitaron al clero local para este tipo de ministerio.
Hoy en día, este modelo está ampliamente difundido en Estados Unidos, Centroamérica, Brasil y África, especialmente entre las Iglesias evangélicas y pentecostales, lideradas por un ministro carismático acompañado de coristas y bailarines. Este formato ha sido adoptado por varios predicadores islámicos, quienes en ocasiones se han inspirado directamente en los programas cristianos. Los primeros telepredicadores islámicos comenzaron en Egipto, luego en diversas partes de África y, más tarde, llegaron a Estados Unidos e Inglaterra, gracias a la difusión en línea, que les permitió alcanzar a comunidades islámicas de todo el mundo, incluso en lugares donde los gobiernos o las condiciones económicas limitaban el acceso a las transmisiones. Los grupos islámicos parecían particularmente predispuestos a esta práctica, que podía considerarse una evolución de una forma ya existente de predicación islámica: aquella registrada y distribuida mediante cintas de casete.
También encontramos telepredicadores en el judaísmo, cuyas transmisiones se difunden tanto a través de la televisión por cable como por canales de internet. Del mismo modo, en el hinduismo se observa un número creciente de predicadores que combinan diversos aspectos de la práctica hindú con enseñanzas y entretenimiento. En general, todas estas prácticas de evangelización televisiva presentan características similares, que se mezclan en distintas proporciones. Entre ellas están la predicación, la música religiosa, la instrucción, la expresión litúrgica, los testimonios personales, el entretenimiento (que puede incluir entrevistas en talk shows, humor o dramas religiosos), la oración y, con frecuencia, la recaudación de fondos.
Grupos externos que comunican sobre la religión
Además del estudio de las prácticas comunicativas impulsadas por grupos religiosos, otra área de la investigación sobre comunicación y religión analiza cómo esta aparece en los medios de comunicación, es decir, cómo es vista por grupos externos. El hecho de que para los periódicos y noticieros la religión sea una fuente constante de noticias ha suscitado un gran interés académico. En muchos casos, los periodistas especializados en religión arrojan luz sobre las actividades de las Iglesias y los personajes religiosos, recurriendo también a figuras como el Papa, el Patriarca greco-ortodoxo de Constantinopla, el Ayatolá de Irán, el Dalái Lama y otros líderes destacados del cristianismo, el judaísmo, el islam y el hinduismo. Asimismo, los periodistas informan sobre la persecución religiosa en diversas partes del mundo. Los investigadores se centran en la presentación de las noticias religiosas por parte de los medios, las posibles fuentes de prejuicios y la variedad de temas que se abordan.
La programación de entretenimiento también incluye una gran cantidad de contenidos religiosos. Algunos programas se enfocan específicamente en la religión, narrando la vida de personajes religiosos o de personas que enfrentan problemas religiosos. Los materiales más estudiados en este contexto son las películas. Los estudiosos han clasificado el cine religioso según diversas perspectivas de análisis: películas que remiten a la experiencia religiosa, películas que sugieren una interpretación religiosa, películas sobre Cristo (aquellas en las que el protagonista interpreta la vida de Cristo), películas demoníacas que abordan la expansión del mal, películas que narran una búsqueda de sentido, películas que reflejan la orientación religiosa de la sociedad, y otras. Dentro de estos estudios cinematográficos, una subcategoría especializada analiza los documentales dedicados a temas religiosos. Un número menor de estudios sobre religión en el cine se centra en temáticas no cristianas.
Otros programas de entretenimiento —relacionados con el cine, la televisión o los medios en línea— que han captado la atención de los estudiosos de la comunicación presentan la religión como un mero elemento de apoyo en sus historias. En este contexto, la religión actúa como telón de fondo para otras actividades: por ejemplo, personajes que se casan en una iglesia, judíos que participan en una shiva (luto) por un familiar fallecido o personas que realizan una puja (adoración) en un templo hindú. Dada la amplia influencia de la religión y la creciente diversificación de las sociedades y el mundo del entretenimiento, los estudiosos de la comunicación a menudo comparan cómo los distintos medios describen a los diversos grupos religiosos o incluso a los no religiosos. Una área relativamente nueva de estudio es el ateísmo, y algunas investigaciones analizan cómo los ateos se presentan a sí mismos, principalmente en sitios web y canales en línea.
Numerosos estudios también examinan cómo la religión es presentada por las emisoras estatales. Muchos países que poseen canales de servicio público, o donde operan estaciones encargadas de ofrecerlo, producen transmisiones religiosas para radio y televisión. Aunque en Occidente son pocos los programas que transmiten ceremonias religiosas, muchas emisoras públicas occidentales incluyen un espacio dominical que puede presentar ceremonias, debates religiosos o documentales sobre grupos religiosos en un país determinado. En los Estados con mayoría religiosa, especialmente en el mundo islámico, las emisoras públicas pueden transmitir programas de oraciones.
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La relación entre los medios y la religión puede implicar diversos grados de complejidad. Estudios recientes en comunicación han propuesto modelos teóricos concretos sobre la interacción entre los medios y otras instituciones y actividades sociales. Una teoría bastante consolidada, la de la mediatización, sostiene que las personas perciben la realidad y las instituciones sociales a través de los medios (originalmente los medios de radio y televisión, aunque hoy en día más frecuentemente a través de los medios sociales). Desde la perspectiva de las industrias de la comunicación, la religión aparece como un componente social que compite con otros por captar la atención de las personas y, al mismo tiempo, otras instituciones sociales comienzan a asumir las funciones sociológicas de la religión mediatizada.
Además de la radiodifusión y las redes sociales, se consideran otras formas de práctica religiosa, como las actividades rituales, los peregrinajes o las festividades. Cada una de estas prácticas implica múltiples tipos de comunicación y, como tal, se ha convertido en objeto de interés para los estudiosos. Algunos investigadores han analizado temas más específicos, como la creación de sentido por parte de las personas religiosas o la manera en que estas comunican y desarrollan su espiritualidad, especialmente frente a la muerte. Cada grupo religioso se enfrenta a esta experiencia, pero la comunica de formas distintas.
Análogamente, cada grupo aborda las dimensiones materiales de la religión. Esta área de estudio, en expansión, examina los aspectos concretos de la práctica religiosa, es decir, cómo esta se manifiesta a través de objetos o lugares específicos. Muchas personas encuentran estos elementos en espacios especialmente dedicados a ellos, como iglesias o templos, o los mantienen en casa, en pequeñas capillas o rincones de oración. Sin embargo, cada vez son más los museos que recopilan y exhiben objetos religiosos. Los estudiosos de la comunicación han comenzado a reflexionar sobre el estatus de estos objetos, que en ocasiones siguen siendo herramientas de práctica religiosa activa, pero en otros casos han perdido su función original y se han convertido en piezas de exposición en museos o en objetos de estudio. Junto con los operadores museísticos, han abierto un debate sobre cuáles son las responsabilidades de los curadores de museos frente a estos objetos: ¿están obligados a preservar su carácter religioso?
Las categorías de la investigación sobre comunicación aplicadas a la religión
En tercer lugar, los estudiosos analizan la relación entre religión y comunicación desde la perspectiva de categorías ya establecidas anteriormente, observando diferentes sujetos. En concreto, la audiencia y las actividades de la audiencia, es decir, el punto de vista de los destinatarios, constituyen un enfoque clásico en los estudios de comunicación. Esto plantea una serie de preguntas: ¿Quiénes componen el público de la comunicación religiosa? A menudo, está integrado por personas mayores y por aquellos que desarrollan una relación social con una figura religiosa específica. ¿Cuáles son las características del público, en particular de quienes prefieren, por ejemplo, la telepredicación sobre otros programas? Muchas veces, son personas que consideran la programación religiosa menos controvertida en comparación con otras expresiones mediáticas. Estas personas suelen ver televisión religiosa con una apertura hacia otras tradiciones religiosas. ¿Por qué algunas personas eligen participar en las funciones religiosas desde casa en lugar de hacerlo en persona? Usualmente, por razones de salud o movilidad, aunque también por comodidad. ¿Por qué optan por la religión en línea? A veces, por la diversidad de opiniones que encuentran; en otras ocasiones, porque pueden contribuir a debates en la red; y en ciertos casos, porque se sienten más libres de las restricciones institucionales. Dentro de la comunicación religiosa, ¿existen diferencias entre los públicos de distintos medios como televisión, radio, prensa y plataformas en línea? Otra pregunta que surgió durante la pandemia de COVID-19 es si las personas decidirán volver a participar en las funciones religiosas de manera presencial.
A medida que los estudios de comunicación han adquirido mayor sensibilidad hacia temas como la etnia y la sexualidad, estas cuestiones también han pasado a integrar los intereses de las investigaciones específicas del ámbito religioso. Los grupos religiosos, como es sabido, preservan enseñanzas destinadas a orientar a las personas sobre la sexualidad, pero estas, a su vez, manifiestan sus propias convicciones. ¿Cómo se comunican estos aspectos? Desde la perspectiva de la crítica de la comunicación, los investigadores también reflexionan sobre los prejuicios presentes en las religiones y en los grupos religiosos: los procesos de aceptación o rechazo que estas generan en sus prácticas y las iniciativas adoptadas, ya sea para fomentarlos o para combatirlos. Estos temas, que muchos consideran influidos por perspectivas culturales, tocan de algún modo la autoridad inherente a la comunicación religiosa. Cada grupo religioso identifica una fuente de enseñanza autoritaria, atribuyéndole diferentes tipos de poder. Esto, a su vez, influye en su comunicación y en quiénes tienen permitido expresarse o hablar en nombre del grupo religioso.
Además de estos enfoques más especializados, los estudiosos han aplicado normas éticas no religiosas a la comunicación religiosa. Estos estudios éticos sobre la comunicación religiosa se basan en una lógica distinta de la teológica, arraigada en la ética filosófica, pero también, a menudo, en las tradiciones éticas de Occidente. Los enfoques éticos independientes plantean desafíos interesantes a la religión. La mayoría de los grupos religiosos, cuando desean dirigirse a un público externo sobre temas que no están explícitamente relacionados con su propia pertenencia, fundamentan su autoridad mediática en cuestiones éticas. Este enfoque reabre una cuestión que ha ganado relevancia en los últimos diez años y que se relaciona con temas de etnicidad y sexualidad: ¿Con qué autoridad se dirigen los grupos religiosos al mundo? ¿Pueden pronunciarse con autoridad sobre prácticas comunicativas si solo hablan en nombre de sus propias tradiciones? ¿De qué manera las prácticas de comunicación afectan la percepción de la autoridad de los grupos religiosos? La mediatización de la comunicación no confiere autoridad en el ámbito mediático a la religión, sino a los propios guardianes de los medios. Esto plantea otra pregunta fundamental: ¿Qué constituye la autoridad en un mundo en el que la mera presencia mediática parece conferir legitimidad?
Muchas de estas cuestiones han adquirido una nueva fuerza con la aparición de la religión en la red digital. La naturaleza del mundo en línea ha reducido las barreras y los costos de acceso, ampliando el alcance de los materiales, los productores de contenido y las audiencias. También ha permitido que las personas busquen la información que más les atrae, sin necesidad de guía o control. Aunque los grupos religiosos producen sus propios contenidos en la web, la «calidad de la producción» varía considerablemente, lo que puede no atraer a los usuarios ocasionales.
Algunos investigadores, siguiendo a Christopher Helland, distinguen entre online religion y religion online: La primera se refiere a la actividad religiosa que se desarrolla en línea (como transmisiones en vivo de misas o momentos de oración). La segunda se relaciona con el uso de internet para apoyar actividades del mundo real (como la publicación de boletines parroquiales o calendarios de eventos). Siendo un ámbito todavía relativamente nuevo y en constante evolución, este parece perfilarse como un campo privilegiado para futuras investigaciones.
Conclusión
La investigación sobre la comunicación ha experimentado un crecimiento notable del interés por la religión, impulsado por la expansión del mundo en línea y la creciente visibilidad de grupos no occidentales y no cristianos en el ámbito mediático. Esto ha llevado a los estudiosos de la comunicación a reconocer sus propios prejuicios religiosos, así como aquellos inherentes al ámbito mediático. Muchos investigadores han limitado sus estudios sobre religión y comunicación a una especie de posición sociológica «neutral»; otros han afirmado que un compromiso religioso personal facilita la comprensión del mundo de la comunicación y la religión «desde dentro». Pero quizás el mayor impulso de crecimiento en esta área de investigación sea la voluntad que anima a un número cada vez mayor de estudiosos a trabajar juntos más allá de las fronteras nacionales y religiosas[3].
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Cf. R. Abelman – S. M. Hoover (edd.), Religious Television: Controversies and Conclusions, Norwood, Ablex Publishing Corporation, 1990; Y. Cohen, Spiritual News: Reporting Religion Around the World, New York, Peter Lang, 2018; C. Helland, «Online Religion as Lived Religion: Methodological Issues in the Study of Religious Participation on the Internet», en Heidelberg Journal of Religions on the Internet 1 (2005) 1-16; P. G. Horsfield, Religious Television: The American Experience, New York, Longman, 1984; L. Schofield Clark, From Angels to Aliens: Teenagers, the Media, and the Supernatural, New York, Oxford University Press, 2003; M. Silk, Unsecular Media: Making News of Religion in America, Champaign, University of Illinois Press, 1995. ↑
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Cf. Center for Media, Religion and Culture (www.colorado.edu/cmrc); Centre for Theology and Public Issues (www.hctpi.div.ed.ac.uk); Network for New Media, Religion, and Digital Cultural Studies (www.digitalreligion.tamu.edu). ↑
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Para profundizar en los temas tratados en este artículo, cf. Y. Cohen – P. Soukup (edd.), The Handbook on Religion and Communication, New York, Wiley, 2023. ↑
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