El Papa Francisco nos ha dejado el 21 de abril de 2025, a la edad de 88 años, después de habernos dado la bendición y dejado un último mensaje Urbi et Orbi, el día anterior, Domingo de Pascua. No faltó una última vuelta en papamóvil por la Plaza de San Pedro, saludando a los peregrinos. El pasado 13 de marzo había cumplido 12 años de pontificado. Con razón, la Iglesia se siente huérfana, y esto significa que la Iglesia es familia, comunidad, pertenencia, sentimientos. La Iglesia se siente huérfana y, al mismo tiempo, agradecida. Por ello, La Civiltà Cattolica, junto con toda la Iglesia, quiere expresar en este momento reconocimiento y gratitud.
Queremos expresar nuestra gratitud por tantos gestos y palabras que no nos han dejado indiferentes, que nos han impulsado y alentado a ser cristianos coherentes. El Papa Francisco anunció el Evangelio con su palabra, acompañada de la fuerza de sus gestos. Pensando en esos gestos, no podemos olvidar su cercanía a los refugiados y migrantes, ejemplificada en su viaje a Lampedusa, el primero de su pontificado, y en su visita a la isla de Lesbos. No olvidamos su cercanía a los enfermos ni sus visitas a las cárceles. No olvidamos la oración del 27 de marzo de 2020, en los días oscuros de la pandemia, en una Plaza de San Pedro vacía, con el sonido de las sirenas de las ambulancias de fondo. No olvidamos su compromiso por la paz, la fraternidad y el desarrollo humano integral, o el cuidado de la casa común, involucrando a otras iglesias y confesiones cristianas, a otras religiones y a líderes mundiales, creyentes y no creyentes. No olvidamos sus numerosos viajes apostólicos, en los que dio prioridad a las periferias y llamó a la reconciliación. No olvidamos sus gestos de acogida a la vida naciente, bendiciendo a las madres en espera. Tampoco olvidamos el tiempo dedicado a escuchar a las víctimas de abusos sexuales y todo lo que hizo para erradicar esta plaga de la vida de la Iglesia.
Francisco, además, enriqueció el vocabulario eclesial con expresiones que permanecen en nuestra memoria agradecida: pensamos en la Iglesia como hospital de campaña, en la Iglesia en salida y en las fronteras, en los pastores con olor a oveja, en el Dios que no se cansa nunca de perdonar. Estas y otras expresiones nacían de su profunda convicción de que la Iglesia no puede ser sino misionera, anunciando y haciendo concreta la misericordia de Dios. También estamos agradecidos al Papa Francisco por haber difundido la práctica del discernimiento y de la sinodalidad en el gobierno y en la vida de la Iglesia. Por muchas razones, podemos decir que usó un lenguaje concreto y visual y que practicó una visibilidad que habló a los corazones y a las mentes. El Pueblo de Dios lo amó porque lo comprendió.
El Papa Francisco siguió muy de cerca La Civiltà Cattolica, a la que concedió su primera gran entrevista, y siempre mostró una gran conciencia sobre la importancia de la actividad editorial. También nuestra revista siguió de cerca su pontificado: acogiendo sus orientaciones y prioridades, difundiendo y comentando sus documentos, acompañándolo en sus viajes apostólicos y en su vida cotidiana. Prueba de ello son los numerosos artículos dedicados al Papa Francisco publicados en nuestras páginas. Hemos seleccionado y señalado en nuestro sitio web algunos de estos textos.
Francisco amaba iniciar procesos, porque quería una Iglesia viva, dispuesta a correr riesgos. Su fallecimiento abre ahora un proceso decisivo para la vida de los cristianos. Es un tiempo para vivir en oración, en unidad y en confianza. Sabemos que el Señor Jesús, el Resucitado, está presente en la barca de la Iglesia, la impulsa mar adentro y la guía a través de la acción de su Espíritu. Es un tiempo para ser verdaderamente Iglesia, verdaderamente comunidad, verdaderamente familia.
R.I.P.
La Civiltà Cattolica